La morcilla, tentación española que hace sus mejores galas como aperitivo o tapa. Cada vez más presente en la cocina moderna por su exquisito sabor y sus múltiples posibilidades: empanadas de hojaldre, revueltos, asada, a la parrilla o frita…¡Siempre riquísima!
Un clásico que asumimos en la cocina española, cuyo origen se lo debemos a los griegos. De hecho la primera mención la encontramos en la Odisea de Homero. Según Platón, Apctonitas fue el “inventor” de los embutidos, entre los que se encontraba nuestra morcilla. Los romanos recogen el testigo, como verdaderos especialistas en el mundo de la chacinería, entre ellas estaban “botullus o botellas”(morcillas) elaboradas con sangre que se generalizó en la Península Ibérica.
En la Tierra de Sabor encontramos gran variedad de morcillas deliciosas con el máximo cuidado en la elaboración y la materia prima: Morcilla fresca de León, con piñones de Salamanca, Ibérica de Segovia y aperitivos como cigarritos de morcilla y manzana…Pero sin duda, si hay una conocida, esa es: ¡la clásica morcilla de Burgos! Cuenta con una tradición de dos siglos, ese dato nos lo ratifica el uso del arroz en sus ingredientes, cultivo prohibido en Valencia desde finales del siglo XIV hasta mediados el XVIII. En este siglo, el arroz fue ya un ingrediente que se expandió de forma rentable a Castilla y León.
La morcilla siempre ha estado muy vinculada a la cultura gastronómica de nuestra tierra, que nos lleva a su origen en las famosas matanzas del cerdo, de las que nos recuerda el refranero que se aprovechaba del cerdo “hasta los andares” ¡y así sigue siendo!